sábado, 2 de enero de 2010
AJENJO
En la antigüedad, esta planta se dedicó a la diosa romana de la fecundidad, Artemisa; por eso en algunos lugares se la conoce bajo ese nombre. Esto se debe a la gran influencia del ajenjo sobre el útero; ya que provoca la regla, regula el periodo y alivia los cólicos menstruales.
Por eso no se recomienda su uso a las mujeres embarazadas, pues podría tener un efecto abortivo. En el característico sabor amargo de esta planta se encuentran sus propiedades digestivas que ayudan a tratar diversos problemas estomacales.
Así por ejemplo: la pesadez, la diarrea, el vómito o al falta de apetito se pueden remediar con el consumo del ajenjo. De hecho, algunos licores que se utilizan comúnmente como aperitivos son elaborados con extractos de esta planta. De modo que puede ser de gran utilidad para tratar ciertas enfermedades como la anorexia.
Eso sí, las personas que padecen de úlceras estomacales o gastritis deben evitar el consumo de ajenjo porque estimula la producción de jugos gástricos, lo cual resulta nocivo en esos casos. El ajenjo también se recomienda para quienes sufren de insuficiencia hepática o para los convalecientes de una hepatitis; ya que estimula el funcionamiento del hígado y la bilis. Además la llamada "Artemisa amarga" actúa como desparasitante, pues permite eliminar las lombrices intestinales. Sin embargo, es preferible que utilicen este remedio únicamente las personas adultas porque para los niños el sabor de esta planta resulta demasiado desagradable.
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